Hace unos días fue mi cumpleaños, la novedad de este año es que ando con este blog, y mejor aún, que recibí felicitaciones de personas que me leen! Gracias! En parte ya tenía pensado escribir, y también lo había anunciado, así que aquí voy.
Como otros años, la pasé en familia y con panas. Chevere, divertido, agotador, extenuante y con la mejor recompensa; poder compartir con las personas que uno conoce y disfruta.
Este año fue un día domingo, y el sábado anterior entre los juegos de la copa America (Venezuela vs Ecuador que ganamos) y un amigo caraqueño que estaba de visita del norte nos lanzamos una rumbita que llegué al apto escuchando el himno nacional de las 6am. La pasamos muy bien: rumba, baile, conversa, cuentos, me cantaron cumpleaños y al final las respectivas arepas amaneciendo. Eso es todo otro cuento.
El detalle fue que desde las 7am empezaron a llegar los mensajes de texto, los que casi medio leía, pero luego a las 8am llamó una tía, luego mis padres, luego algún otro familiar. Así que no pude dormir mucho esa mañana y a las 11 salí a buscar a mi chamo para que pasara el día conmigo.
Luego de comprar los implementos que faltaban para las hamburguesas que preparamos esa tarde llegamos a casa de mis padres. Digo los que faltaban por que ya el sábado había hecho unas rondas comprando y preparando las cosas. Esa tarde amenazó una de esas lluvias que andan cayendo, pero no llegó. Y mi hija que estaba con el hermanito suyo en una clínica por una intoxicación al final se desocupo y mis padres la fueron a buscar. No eran muchas personas, pero compartimos y la pasamos de lo más chevere.
Recibí muchas felicitaciones y buenos deseos por Facebook y este año me dedique a leerlos y responderlos individualmente cada uno, nada de respuesta grupal. También respondí cada uno de los mensajes de texto. Tomo tiempo, pero me pareció una buena oportunidad para escribirle directamente a todos los que me felicitaron por mi cumpleaños.
En la noche, luego de recoger algo y limpiar las cosas en la terraza de mis padres, me tocó llevar a los chamos a donde viven y rodando por la Avenida caímos en una alcantarilla rota que doblo el ring trasero. Gracias a Dios no pasó de allí.
En resumen, un largo día, agotador, pero muy sabroso. Gracias a Dios!
