lunes, 19 de marzo de 2012

Viernes en la noche por los museos...


En estos días pasando por los blogs que visito me encontré con el siguiente post en “Caracas Ciudad de la Furia” y me quedo en mente la invitación:


Así que el viernes pasado, luego de varios intercambios intensos por situaciones de trabajo que me retuvieron en la oficina hasta la noche, le dije a un par de amigas mías que vistieran jeans y algo así tipo bohemio y que las pasaría buscando. “¿Y eso por que?” me preguntaron, les dije que era una sorpresa!

Aquí en Caracas uno va rodando del Este al Oeste y lo curioso ahora es que el panorama se va iluminando! Y lo digo literalmente, en Sucre y Chacao hay muchos postes, pero sin luces. En cuanto uno toma la Av. Libertador se multiplican los postes y se aclaran las vías. Por alguna razón, los bombillos no pasan de la quebrada chacaito…

Al llegar a la zona de los museos el área estaba colapsada, alguién se estaba presentando en el Teresa Carreño y luego nos enteramos era Dudamel, así que ni el en el Teatro ni en lo que era el Hilton nos pudimos estacionar. Ya buscando el regreso nos fijamos luego del Ateneo en el movimiento, y bueno, decidimos estacionarnos en la calle cerca de una pila de basura gigantesca donde un “biencuidao” nos ofreció sus servicios.

Esa noche estaba tocando un grupo de son cubano, bien sabrosito, en una zona medio habilitada a duras penas pero chevere. Las mesitas y los quioscos repartidos bajo las plantas y mucha gente distribuida desde la Avenida hasta el Teresa Carreño sentados y/o caminando escuchando la música del grupo ó la música que tenía cada local. Servían tortas, sandwichs, y otras comidas. Tenían jugos, chicha, sangría, vodka y whisky! Licencias de expendios de licores ni permisos de sanidad vi, pero total, esos son detalles.

Nos sentamos un rato a ver a la gente y dejarse ver, conversando y compartiendo un rato. A eso de las 10:00 pm ya la gente se estaba retirando entonces hicimos lo mismo. Ya no dejaban entrar más gente y el personal de seguridad resguardaba las puertas de acceso, en realidad en las afueras no vi mucha seguridad.

En resumen, lo veo bien, como un escape temprano para disfrutar un rato de un ambiente diverso e inmerso en cultura. No hay muchos sitios así. Lo ideal si es estacionarse en el teatro para no dar muchas vueltas.