Hoy lunes, 7:25
am, se me ocurrió dejar el carro en la bomba para que lo lavaran y caminar con
la laptop al hombro hasta la oficina que está en el edificio de al lado. Treinta
metros de acera más o menos.
Automáticamente
al llegar a la calle cambio a modo “pilas”. Es una avenida transitada con
salida a la autopista, así que es una pista de escape perfecta para los “motoladrones”
Justo allí
me di cuenta de ellos, dos motos de baja cilindrada. En una conductor y
parrillero, la otra solo el conductor. Individuos jóvenes que no llegaban a los
30, se paran justo detrás de una camioneta que tiene vidrios oscuros que la
detuvo el tráfico. Ellos se dicen algo y hacen gestos hacia la camioneta,
inmediatamente las motos se detienen a ambos lados de la camioneta. No es buena
señal.
“Baja el
vidrio! Rápido” ordena el parrillero, algo muestra en su cintura.
Todo esto
al frente mío, un canal de la avenida de por medio, yo con la laptop al hombro.
Nadie dice
nada, no suena una corneta, el vidrio baja unos centímetros y algo entrega quién
iba en la camioneta.
Solo me
quedaba apresurar el paso mientras pienso, “que no se arme un tiroteo, que no
me hayan visto los choros, que no se regresen, rápido . . . rápido” No voltee a
ver como termino, seguí andando.
Hoy no me
tocó, pero estuve bien cerca...
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